Ahora Flor lo acompañaría a la cocina, pensó, y entre el perfume del aceite del horno, el vino y el tabaco se besarían bajo la luz de una lámpara de bajo consumo. Y todo sería dulce y armonioso como una melodía de Chopin. Y él le pulsaría las costillas con la sorpresiva inocencia de un niño que descubre el sonido de las teclas de un piano. A lo mejor le doblaría los breteles hacia abajo e intentaría torpemente bajarle el vestido, mientras ella soltaba una risa de amor contenida. Y él le besaría la nariz y luego, cansado, intentaría sacarle el vestidito por encima de su cabeza, mientras todo se volvería torpe como un tropiezo de elefante. Y ahí, la luna, curiosa y miedosa, le tomaría las manos y se las llevaría hacia sus tetas. Y dos cuerpos desnudos serían uno, mientras las milanesas se quemaban...
No deseo ser realista, pretendo escribir música pero con palabras, porque los recuerdos suceden con música. Tengo trucos en el bolsillo y cosas bajo la manga, pero no quisiera ser un prestidigitador común. Pese a todo, no he podido determinar, si quiero mostrarles la verdad con la apariencia de la ilusión, o por el contrario, la ilusión con la apariencia de la verdad.....las palabras me preceden, me sobrepasan. Tengo que tener cuidado: sino las cosas se dirán sin que yo las haya dicho. Así como un tapiz está hecho de tantos hilos que no puedo resignarme a seguir solo uno....mi enredo surge porque una historia está hecha de miles de historias....
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